Liliane Lijn: El cielo nunca para (Sky never stops)



Liliane Lijn (@lilianelijn): El cielo nunca para (Sky never stops), Londres, poema-cono, poema-máquina, libro de artista, 1965.

Hoy se exhibe en el Museo Victoria & Alberto (@V_and_A), como parte de su colección «Los artistas y el libro».

Es un libro de artista con un poema de Leonard D. Marshall («Arise Alive», «Ponte en pie vivo») impreso en letraset sobre un cono truncado de corcho, pintado de blanco, instalado encima de un plato giratorio motorizado; alto 41 × ancho 24 × fondo 24 cm.


Información en la web del museo:

Las fuentes de inspiración declaradas por Lijn fueron su lectura de textos budistas y la rueda de oración tibetana, obras de William S. Burroughs y la técnica cut-up (de recortes).


Pie de las imágenes en la web lilianelijn.com:

La palabra acelerada pierde su identidad y se vuelve un patrón preñado de energía. Su preñez con la energía de significado potencial podría convertirla, otra vez, en una palabra.


📸 La imagen superior se publica en la web del V&A y las imágenes bajo ella son de la web de Liliane Lijn, en el apartado «Portfolio»: en color realizadas por Richard Wilding (@richardwilding), con la obra indizada por el título del poema, y en blanco y negro, sin nombre de fotógrafo, con la obra indizada por su título.

Merece la pena leer completa la explicación sobre esta obra publicada por el Museo Victoria & Alberto; se incluye a continuación traducida por nosotros:

Escultora, escritora, artista y performer, Liliane Lijn empezó a producir poemas máquina en 1962. Estas obras usan texto sobre una estructura cilíndrica o cónica que rota velozmente.

Sus fuentes de inspiración para este proyecto fueron su lectura de textos budistas y la rueda de oración tibetana, las obras de William S. Burroughs y la técnica de recortes (cut-up).

El cielo nunca para se realizó en 1965 y es uno de esta serie. Las palabras, hechas en letraset, se han adherido a un cono que da vueltas sobre un plato giratorio. Al rotar, las palabras se hacen borrosas y, según Lijn, son «sublimadas y convertidas en pura energía».

En los 70, Lijn desarrolló más este tema con sus esculturas kōan que usan la estructura cónica como El cielo nunca para, pero que aplican colores en lugar de palabras. También produjo esculturas a gran escala como el Kōan blanco que hoy puede verse en el campus de la Universidad de Warwick.





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