Quien ama la lectura tiene todo a su alcance.
(He that loves reading has everything within his reach).
William Godwin, The Enquirer*
La lectura es una conexión principal de los seres humanos con el mundo, más aún, la facultad de leer da acceso a incontables oportunidades.
El resultado es la satisfacción de necesidades de muy distinta índole: conocimiento, acción, disfrute y hasta de elección de rumbo profesional, laboral o vital, por mencionar solo algunas.
En cualquier lugar habitado de nuestro planeta adonde vayamos encontraremos libros, e incluso también en muchos lugares deshabitados, abandonados, olvidados o en ruinas. Los libros están presentes en la vida cotidiana y en la historia: físicamente, como objetos de nuestro mundo, y también a través de las experiencias que generan.
De la lectura o la posesión de los libros nacen emociones, conocimientos, ideas, entretenimiento, diversión, decisiones, planes... experiencias únicas en cada persona que lee y hasta singulares en cada lectura.
En su forma física, los libros van experimentando una metamorfosis que los ha llevado desde los papiros y pergaminos hasta los tomos encuadernados, y ahora, a ser archivos digitales que se leen en dispositivos electrónicos.
Nunca los libros han reunido unas características formales exteriores exclusivas, que los identifiquen distintivamente. También en papiros se escribieron los documentos administrativos, en tomos encuadernados se asentaban y conservaban los inventarios de los almacenes comerciales, y un mismo dispositivo electrónico da acceso hoy en día a archivos o documentos digitales tanto de libros como de periódicos, revistas, mensajes personales, música y vídeos. Todos estos objetos de morfología común se difunden y comercializan desde las librerías y las papelerías y, juntos también, encuentran su albergue histórico en bibliotecas, archivos y hemerotecas.
El término ‘libro’, usado y entendido por antonomasia, es quizá lo más propio que los libros de lectura tienen para definirse.
Y en el foco de la existencia de estos libros encontraremos a sus protagonistas: autores, editores, distribuidores, libreros y profesionales de estos ámbitos, ¡y a los lectores!
* William Godwin, The Enquirer. Reflections on Education, Manners and Literature, Edimburgo y Londres, John Anderson y Simpkin & Marshall, 1797, nueva edición, primera parte, ensayo V: «Of an Early Taste for Reading», pág. 27. Imagen obtenida de Google Books.
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